Incluso
en éstos tiempos, que diría Joaquín, se puede ser feliz. Revolviendo en el
presente se asientan las madres del futuro como una aventura apasionante. En
este estado de quietud ya comienzo a disfrutar de una etapa, y de la mañana y
del atardecer. Con la paciencia que da preparar una huerta, salir a nadar,
observar los aguacateros en el campo y las perdices y los conejos, la gente en el
pueblo y el nuevo clima que cambia, y que clama lo nuevo, y entonces el corazón
se vacía y se llena, se vacía y se llena, se vacía y se llena. Hasta alcanzar La Gomera, y África. Y más. Y nada menos.
domingo, 4 de marzo de 2018
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