viernes, 9 de junio de 2017

AHH



Tengo un amigo aquí, un mejor amigo aquí. Le falta media dentadura y vende papas fritas, camote y almendras a la entrada del muelle. Es muy mayor y cada vez que me ve se muestra ligeramente contento. Algunas veces me saluda efusivamente, e incluso las veces que está en pie me da un abrazo que yo a veces trato de evitar sin acierto. Es un buen hombre, se ve a distancia. Me pregunto cuantos años llevará en esta parte del Pacífico, bajo el sol, viento y salitre. Es digno y honesto, valores.

En la oficina de Chiclayo, por fuera de la Casa Comunal encuentro todos los días a un chaval en muy mal estado. Algún día le doy algo de comer o unas monedas. Indirectamente he sabido de su historia: tiene unos 20 años, huye de una familia desestructurada en Piura, trabajó en un Circo donde le pegaron y tomó un BUS hasta aquí sin saber muy bien como continuar. Cuando le hablo ni siquiera me mira y no parece procesar la información, tiene miedo. Un hombre-niño derruido por la vida con 20 años. Injusto.

Viajo a Lima, me vendrá bien un cambio de aires. Mi carácter se agrieta y la lejanía de todo se hace ver.


Sean felices J


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