sábado, 29 de octubre de 2016

Tonada made in Dublin





Trinity College, Dublin

Tarifa, Cádiz

River Liffey, Dublin

- Por Sevilla y Cádiz la vida parece diferente, aunque se notan los achaques de la crisis en “el visaje” de la gente. El entorno marino es espectacular, los productos de mar y tierra como en pocos sitios, y una actitud amable ante la vida, hacen de éstos pueblos lugares idílicos para pasar temporadas cortas y largas. Normal que el sur de Europa esté siendo comprada por ricos y pensionistas anglosajones de la Europa central y septentrional. Bajo mi opinión sufrimos una especie de colonización económica de las regiones “no pudientes” que aguantan el tipo bajo economías sumergidas y navegando bajo las presiones económicas de los países “prestamistas” que no aceptan parte del riesgo económico del “Neoliberalismo” Business. Desde el sur de Europa envían a sus jóvenes a trabajar de niñeras, camareros y algún ingeniero al norte, y a su vez una gran mayoría se queda en casa pero tiene que conformarse con trabajar en el sector servicios bajo condiciones pésimas para agradar a los “si pudientes” que bajan al sur, quienes salen beneficiados en ambos casos pues tienen mano de obra barata y agradecida que hace lo que ellos ya no quieren hacer y, por otro lado, disfrutan de vacaciones y lugares de retiro donde se les presta toda la atención del mundo, en un escenario de desigualdad y desajuste en este mercado común.

- En otra línea y en otra reflexión, llevo una semana en Dublín y me encuentro muy bien. Son gente simpática en su mayoría y la ciudad es totalmente cosmopolita. Yo tengo la suerte de no tener que trabajar pero intuyo debe ser muy duro buscarte la vida aquí, empezar de cero, conocer la lengua y el idioma muy bien, aguantar el clima, etc. ¿Quién se creen algunos para obligar o aconsejar a los jóvenes del sur a emigrar al norte en busca de trabajo, mientras pasa lo que pasa en este sur denostado y ultrajado? Me pregunto. Nunca les vi enrojecer sus rostros ni sentir vergüenza en su gran mayoría, ningún atisbo de sensibilidad. ¿Serían esos “consejeros” capaces de mover un solo pie, sin seguridad de ningún tipo ni económica ni social, ni seguro salud en algunos casos? Desfachatez.


- Me imagino que es la experiencia adquirida o que el mundo es un lugar ameno al fin y al cabo, pero me he adaptado muy bien aquí y la comunicación empieza a ser más apta para mis oídos, sorprendentemente y teniendo en cuenta este acento tan fuerte. Voy a clase 3 horas al día e intento hablar por la calle, preguntar chorradas y leer prensa, tomarme unas pintas y disfrutar de la música irlandesa, como anoche. En un garito del centro había unos chicos tocando muy bien, flauta y guitarra, versiones y irish folk, me parece un país con gente divertida y al mismo tiempo con gente muy deprimida, se ven los achaques también aquí de la crisis y un clima duro en todos los aspectos. De adolescente y universitario escuchaba a Van Morrison bastante, y esta canción que tocaron y todo el mundo se sabía, también. 

domingo, 16 de octubre de 2016

Dos semanas, Ciao


En los últimos dos o tres años desde mi salida de Francia he andado en varios países, regresando un máximo de 2-3 semanas a Tenerife y Canarias en general. Cada vez soy más feliz con este estatus de nómada permanente y a su vez me siento con más ganas de poder plantar los pies, aunque no ahora. Este es un sentimiento encontrado. Entre papeleos y visitas obligadas -y no tanto-, me ha dado tiempo para una buena borrachera de vino y discusión política con un viejo amigo –juerga hasta 5 am incluida. Espero que no nos cueste la amista de más de 20 años. Me ha dado tiempo para intuir el miedo, el espíritu poco recíproco que tenemos con nosotros mismos y con nuestro entorno amplio (entono un “mea culpa”); me ha trastornado cuando un amigo me cuenta las condiciones laborales que tiene que soportar. Yo no quiero que a mis amigos les vaya bien, como así me repiten últimamente, yo quiero una sociedad entera mejor para todos donde caben nuestros errores y despropósitos (otro “mea culpa”) junto a nuestros ideales y esperanzas, así nos aseguramos que a todos nos vaya bien, inclusive a nuestros hijos.
Los sentimientos son encontrados y quizás agraviados por la sensación que me provoca después de venir de un país tan “especial” como Colombia, y sentirme que aterrizo en un contexto con cierto carácter “acomplejado” en relación al resto del mundo, que intoxica mis ansias de mejora y optimismo, cayendo sobre mí una losa que intuyo me llevaría varios meses superar. Quizás exagero, o quizás estoy errado, de cualquier manera sigo creyendo que éstas islas son un gran paraíso y que pueden llegar a soportar los 12-14 millones de turistas anuales que ya tenemos, con unas mínimas garantías y beneficios para la población local que se reflejen en mejores indicadores socioeconómicos. Pero no a cualquier precio o a base de actos sin reparación posible: hay una terrible falta de reparo en relación con los muelles “mastodónticos” sin acabar, edificios grises sin terminar para turistas imposibles de soportar y que nunca llegarán, colas del paro para “artistas y cantantes”, “machacas y currantes”, “jóvenes y jóvenas”, y una sanidad pública para “nini´s, nanos y yayos” que no da más de sí.

Ahora me voy mañana rumbo a Irlanda por unos meses, pasando por Cádiz y por el Guadalquivir, pero no sin antes aceptar el regalo de la vida y añorar los tiempos tranquilos y despreocupados de niño, en los que pasaba horas pescando y buceando, días de sol y mar interminables con mis abuelos por el sur de la isla, sin problemas aparentes y creciendo tranquilo. Ojalá todo el mundo pudiera tener eso y ojalá yo regrese a ese periodo de reposo alguna vez, como si fuese una curva involutiva que describiera un camino y un afluente a través de un embudo de serenidad, hacia líneas simples de caudal y formas armoniosas, poco dispersas y serenas por el buen cauce hacia la muerte.

J

Next Station : Cádiz-Dublin


Sean Felices y feliz domingo!