Todos los días acaban las tardes
en Protocolo Rabuni, cerca de Tinduf, con un partido de fútbol o volley estilo
desierto. Tengo agujetas, dolores, tragamos arena hasta los bajos fondos y nos
reímos un rato. La seguridad y locales bereberes, y algunos españoles perdidos
por aquí. Es como volver a jugar de niño, discuten mucho, se ríen por cualquier
tontería y se comportan como hermanos, con nosotros también.
Ayer me caí jugando al Volley
Ball y me raspé las rodillas con arena y piedras del desierto, quedando
magulladas y rojas, pero ahí seguíamos pegando gritos en la red. Luego, cuando
me duchaba y procedía a la cura metódica de mis rodillas, me ardían las heridas
con el agua y el jabón, y me reía sólo en esta casa simbólica
de adobe, bajo la ducha fresca mientras me escocían las rodillas y pensaba lo ridículo de la caída
jejeje. Estuvo buenísimo el momento.
Hoy ando medio cojo y dolorido,
pero cada vez todo el mundo es más familiar conmigo.
Crónicas de un año polvoriento!
Crónicas de un año polvoriento!
P.D.: ahora me preparo para el fútbol del desierto!
A ver si puedo sacar alguna foto de equipo.