sábado, 30 de agosto de 2014

París era una fiesta


Me duele la cabeza. Estoy pagando el exceso de la fuerte cerveza local que nos bebimos anoche en un barrio de Kinshasa lleno de luces y música, muy popular, al que llaman le bon marché. Nos sentamos en una terraza a comer pollo troceado con salsa picante tipo pili-pili, mandioca y plátano frito. No estaba mal del todo. Sólo me he traído dos libros aquí, “París era una fiesta” de Ernest Hemingway, y “París no se acaba nunca” de Enrique Vila-Matas. Me los envió un amigo a Tenerife desde el País Vasco, y yo los reservé para leerlos aquí. Viví casi tres años en el sur de Francia, hasta hace unos meses, por esto y por otras razones mi relación con el país ha sido bastante fuerte y siempre lo llevaré conmigo a lo largo de la vida, al igual que Madrid o África. París es una súper ciudad, y el relato de Hemingway es pura vida. Cuando estás aquí, prefieres evadirte y ver películas ligeras, leer libros sobre la cotidianidad de la vieja Europa, y parece que se disfrutan más. Por el contrario, en España o Francia, la cabeza viaja en búsqueda de aventuras, nuevos retos y vidas paralelas. Supongo que no nos conformamos con lo que tenemos y buscamos el cambio. Cuando llegas a una ciudad como Kinshasa, la realidad te cae como un ice bucket challenge jaja, pongamos este símil actual, y por si no lo sabías ya, recuerdas qué gran calidad de vida tenemos en casa incluso en tiempos de crisis. Pero paso de entrar en este tema. Cada uno que aguante su vela.

En esta semana de adaptación en R.D. Congo tengo las pilas a tope, me siento fuerte, aunque sé que no debo emocionarme demasiado y hay que guardar las energías para los próximos meses también. Estuve visitando un barrio periférico de Kinshasa donde ejecutamos dos proyectos en mejora de agua, higiene y saneamiento, (WASH), era un poco extraño. Un barrio en pendiente con caminos de tierra entre la vegetación, con mucha basura, cuando llueve se desplaza toda la tierra de la colina porque están deforestando para construirse las barracas donde viven, uno de los más pobres que ví nunca creo. Allí ahora tenemos una actividad de formación para animadores locales. Me caen bien. Pero se siente tensión, la miseria es jodida para el carácter también, en un país desgraciado y maltratado, la gente es reflejo de su historia. Qué contraste la fiesta de parís y las sombras del Congo de Joseph Conrad! (El corazón de las tinieblas)

Un abrazo

lunes, 25 de agosto de 2014

Kinshasa, CONGO


Buenos días, re-abro este blog; nuevas experiencias, nueva etapa de paz y crecimiento, o a eso aspiro a corto plazo. Quizás es mucho pedir, jeje. Llegué el domingo a Kinshasa, República Democrática del Congo; será mi hogar hasta final de año. Todo saldrá bien. Algo de todo esto me es familiar, no me siento extraño. Sin embargo, detecto también los problemas que vendrán y llegarán, pero esto me vale para prevenir. Supongo que a esto lo llaman experiencia, o madurez, o quizás vuelvo a aspirar demasiado y sólo es ingenuidad. Sin más rollismos, aquí mi nueva entrada y apertura desde Kinshsa, un abrazo y sean felices!

P.D.: foto desde mi balcón, a la mañana me despiertan mil pájaros de esta colina-barriada- y su vegetación. Sin embargo no se escuchan ni mezquitas, ni coches, ni música, ni gritos…, se agradece!