sábado, 31 de marzo de 2012

Ayer me caía en bicicleta...cuando:

Ayer me caía en bicicleta….cuando…:

¡Me levanté otra vez!

Llevo ya unas cuantas caídas en bicicleta desde que vivo en Montpellier. “Curiosamente” todas en horas nocturnas. Dictamen médico indeterminado, varón de 31 años torpe de rodillas, leves heridas en el codo del brazo izquierdo y muñeca de la mano derecha. La cabeza entera y el corazón en continuo bombeo.

Era muy tarde, y el acontecimiento fue muy cerca ya de mi casa, por lo que decidí regresar a pie, un poco abatido y otro poco risueño. La escena, con otra perspectiva, debía ser bastante cómica. Creo que era la bicicleta la que me empujaba hasta aquí y no al revés, pidiendo clemencia por su maltrato continuo en esta ciudad que tanto nos da.

Me estoy jugando las rodillas en Montpellier pero sigo vivito y coleando, jugando al compás y leyendo paso a paso, con dos “manos”, la generación que viene de atrás para acá. Sin fechas ni escombros, camino directo, dentro o fuera. Una vida, un lugar y un momento, tan solo estamos aquí para salir por la puerta grande.

Y así fue como una caída en bicicleta me llevó a despertarme en este lindo día primaveral y apagar el ardor de estas pequeñas heridas rutinarias y nocturnas, alimentando mi alma con huevos revueltos y salchichas, café, zumo y bizcocho, lo que dirían los grandes entendidos de la vida: un brunch casero. Venga ya!

Beixos!

lunes, 26 de marzo de 2012

FIGUEROLES

Como vidas pasajeras veía pasar personas desde el “Kebab” de Figueroles, en una terraza que me sirve de isla cuando no tengo donde escapar. En el paso de cada marchante observaba la huella del pasado y la herencia del futuro, como me miro yo en este mismo instante.

Un domingo cualquiera Figueroles sabe a té con yerbabuena, manzanas y aceitunas. A un saber que no conoce universidad ni recios libros, a un viaje corto para ir muy lejos, a muchachas de ojos limpios y viejos con gusto a cigarro, a casados y niños, a manteles y sol, a Turquía, Marruecos o Argelia.

Luego continuo mi camino, recojo mi bicicleta para tirarme al asfalto y seguir por el parque de Peyrou, donde soy un vagabundo más con su vieja rutina, y en estado de shock, la hierba fresca del césped me arropa bajo el sol como sábanas ligeras y limpias.

El paseo más largo bajo los árboles de primavera nunca adivinó cual era su destino, bordeando dificultades y surcando pasos de cebra, bajo una lluvia sin lluvia, vamos donde el destino sea más calmo y llano y donde llueve con lluvia cuando es lo que se espera.


sábado, 3 de marzo de 2012

Ella

Ella tiene un momento todos los días para el rímel y el colorete. Ella vuelve cabezas a su paso en cada instante y tiene un minuto para bajar la suya, pensando en tierras lejanas, tal vez su hogar. Es una “miss” caída del cielo, que no alcanza a ver la realidad, y en sus intentos de acercamiento se separa cada vez más, como los ríos de las fronteras, como los lazos en los regalos.

Ella tiene un momento para reír llorando por dentro, para caminar deprisa y sola, pensando en los que no tiene cerca para poder llegar tan lejos como su ambición le dicta, ella lleva la tristeza de una ex “miss” de los Balcanes, y tal vez piensa demasiado para ser tan joven.

Ella está derrotada sin haber empezado a vivir, ya perdió su corona, las muñecas con que jugaba son tiempos pasados y ahora es ella la muñeca que espera a su príncipe, el cual probablemente nunca será suficiente.

Ella está aquí cerca, y el mismo alejamiento que me provoca, superflua ella, sobrada, cargante y excesiva, me lleva a pensar por instantes, como este, lo triste que es la vida montada en un escaparate. Ajena a la voz de los consejos, al roce humano que evita con su piel de vidrio, como un maniquí que pasa de mano en mano. No la conozco bien, pero el “este” de Europa lleva su nombre para mí, y podría ella representar mil historias.

Ella llora también cuando habla por teléfono con su familia, o tal vez con su repentino hijo que espera en tierras más áridas. A escondidas, arrodillada, me mira con vergüenza pidiendo comprensión por haber bajado la soberbia y la guardia en ese instante, cuando es así como debería mostrarse más a menudo, para ser más libre y caer desde distancias más cortas.

Ella es muy joven, y aunque ya tiene una vida algo más complicada que el resto de las chicas de su edad, tiene todo un recorrido, esperemos con algunas rosas y pocas espinas. Ella es real y está aquí, he tenido prudencia y no tiene nombre, pero podría ser mil historias a la vez.