domingo, 30 de enero de 2011

de llegadas y destinos...


Camino por Huambo, además ando y paseo. Las agujas del reloj tardan más en dar una vuelta, las madrugadas sin luz se hacen bálsamos del día, duermes sólo, en silencio y con todo el barrio a la vez, perdido en una casa de Huambo, una casa oficina y transeúntes que me dan compañía.

Me gusta asomarme a la terraza y ver las etapas de un día: la angolana que vende jabón a gritos cada mañana, los vecinos que van desapareciendo para buscarse la vida en cada jornada, cada partido, los niños a la tarde que juegan en la calle, la caída del sol que provoca los partidillos de fútbol en cualquier descampado, cualquier callejón. La cantina de la noche dos calles más abajo con la música muy alta y la cerveza bien fría. Las panaderías funcionando a ritmo continuo, alimento básico y olor exquisito.

Los domingos la ciudad está tranquila, algunos van a misa y otros se van de barbacoa a las afueras de la ciudad, cerca de un río o junto a los pinos. En los alrededores las camisas blancas de los creyentes se ven relucientes y se acompañan con otros colores muy vivos para ir a misa, los de una religión los sábados y los de otras los domingos. Yo vivo en un barrio de pastores adventistas, religión creo de fuerte presencia e influencia brasileña. Ayer estaban muy elegantes, creo que deben haber ido ayer a misa, se pasan el día cantando y comiendo. Además por aquí tenemos escuela adventista, clínica adventistas y hasta “rua” de los pastores adventistas, que es como se conoce la calle donde vivo.

Saludos!

P.D.: las fotos son de ayer sábado, desde el balcón de mi habitación. Por cierto, ya es hora de cambiar los libros recomendados de la parte derecha de este blog. Para próximas entradas mudaré esto.

domingo, 23 de enero de 2011

Un domingo cualquiera



Este es un domingo sin nombre, un domingo cualquiera. Sin querer escribir estoy en ello y sin querer forzarme me estoy evadiendo entre éstas cuatro paredes. Esta capital me agota, sin hacer nada me agota, y es aquí el problema. No veo la hora de largarme al sur, a la tranquilidad de lo personal de mi casa y mis cosas, a salir y observar, y a descubrir todo aquello que no conozco aún de Huambo, pues en Luanda todo se repite. Recuperar el ritmo para volver a perderlo, como una noria que a cada giro se desgasta.

Creo que me voy este miércoles ya, mínimo mes o mes y medio seguido, el verde, la lluvia y el ambiente de provincia, donde no existen los vicios y el ambiente aún no está contaminado por los excesos. Será un bálsamo.

En las últimas 24 horas he visto tres veces Informe Semanal, a distintos horarios. La revolución llamada democrática en Túnez y el revuelo que se está implantando por el Magreb en general, me parece un gran paso. Tantos años de una clase política corrupta implantada, y cómo el pueblo se queja y sale a la calle, y lo saca a patadas al no poder más. Obviamente algunos actos brutales no acompañan positivamente, pero a veces es inevitable. Tierno Galván, el alcalde de la movida. Muy docente, muy jovial y muy querido. Hungría, no recuerdo de que hablaron, y eso que lo vi varias veces, supongo que es un gran desconocido.

P.D.: arriba alguna foto del barrio donde estamos en Luanda. Edificios a medias de los Chinos, primer socio de Angola. Y Angola primer país de África ya en relaciones con China también. China es una esponja y está absorbiendo toda África de interés económico: tierras de cultivo, materias primas, petróleo, etc.

viernes, 14 de enero de 2011

UNOS SEGUNDOS...,

-Caminando pienso, andar me ayuda a concentrarme en algo concreto –Si estoy triste escucho a alguien más triste que yo, como Jorge Drexler –Y si escucho o veo África en los medios, salto a ver qué pasa!

-Cuando llueve en Luanda algo me exalta, y ni el inglés ni el portugués impiden que salga a ver qué pasa –Habitualmente no pasa nada!

-Nadando no pienso, nadar me ayuda a no pensar en nada –Si estoy alegre incremento mi alegría bajo el agua –Y si pienso en Canarias también salto a ver qué pasa!

-Mirando el mapa no veo distancias, sólo fronteras que son filtros a la esperanza –Qué raras líneas de la vida!

Y sin más ni menos, éstos segundos de inspiración someros!

P.D.: La foto es de un árbol en el jardín, en Luanda. Siempre me gustó. Quién adivine su nombre le llevo un premio. El fruto será una pista clave, digo yo.

lunes, 10 de enero de 2011

ESCALA


Entre aviones y “tiburones” aterricé en Dubai, Abi Dhabi. En la vuelta a Angola en avión hacía escala de más de 10 horas nocturnas en la capital de los Emiratos. Al llegar al aeropuerto una compañera de país con la que coincidí me comentó que la compañía nos ponía hotel gratis, con lo cual hice las gestiones propias para disfrutar de una noche de descanso en la ciudad.

Me dio tiempo de comer algo, ducharme y descansar una hora, pues decidimos tomar un taxi con Hassan, junto a otro chico que conocimos que viajaba a Australia, y disfrutar de las últimas horas de madrugada en la ciudad, viendo algunos puntos clave y descubriendo el amanecer de Dubai, con una luz y contraste realmente diferentes, supongo resultado de la proximidad del desierto y las dunas.

Resultó ser una ciudad de cartón piedra, todo muy nuevo y lujoso, con poca gente en las calles y mezquitas modernas; al amanecer sólo encontré árabes modernos de mediana edad haciendo footing, taxistas de origen pakistaní (como el mío) y extranjeros paseando su perro. Mucha seguridad y tranquilidad en las calles, creo que la justicia es muy severa, por así decirlo. A la vez escuchaba de fondo cánticos de rezos árabes provenientes de las mezquitas “bien dirigidas” que se encuentran por toda la ciudad, modernas y bien cuidadas en su mayoría.

Cada edificio es más grande y estelar que el otro, no pensé que hubiera tantos, son brillantes y asimétricos, destacando desde cualquier visión, con un fondo nítido, claro y desértico. Como si cada edificio tuviera un marco.

Ahora estoy en Angola y el contraste es brutal, aquí la ciudad crece en su extensión, al contrario que en los Emiratos, y el color es el gris, el marrón y el verde del mato y los ríos que vemos desde el avión.

Nunca pensé que cumpliría 30 años entre Arabia y Angola, nunca pensé muchas cosas que van sucediendo a lo largo de los días y de los años, por tanto, me limitaré a no pensar demasiado. ¿O acaso vale la pena descubrir los regalos antes de tiempo?

P.D.: gracias por las felicitaciones en todos los formatos, se siente el calor.